Esta semana doy una fiesta, y como siempre que se celebra algo surge el problema de la lista de invitados.
El lío de la lista es algo a lo que todos nos enfrentamos desde pequeñitos. Si te dejan celebrar tu cumpleaños generalmente no puedes invitar a toda la clase y sí o sí quedas mal con alguien. Si no te dejan celebrarlo habrá quien deje de invitarte porque espera correspondencia...
En fin, que el momento de "¿a quién invito?" suele postergarse y evitarse en la medida de lo posible.
Hay gente a la que tienes claro que quieres invitar, y lo haces.
Otra a la que sabes que "tienes" que invitar. Y es ahí donde comienza el lío, porque se mezla el sentimiento de obligación y la rebelión en contra de tal imposición.
Puedes optar por no hacerlo y demostrar tu gran personalidad y que te la trae al fresco quién se sienta ofendido.
O, como me ha pasado a mi, por ir ampliando la lista para intentar no quedar mal con toda la gente del nuevo curro y rezar para que la mayoría decidan que no pueden ir.
De esta forma tan tonta me he juntado con más de 70 invitados, de los que afortunadamente muchos están liadísimos. Menos mal que no ha habido pleno, pues no sabría donde meterlos a todos, que el nuevo piso es más grande que el anterior, pero no es una sala de fiestas...
De todos modos esto son males menores. Los grandes problemas se plantean cuando tú quieres invitar a alguien y tu pareja no quiere, o a la inversa. O aún peor, cuando hay presiones por parte de familiares y amigos.
Esto último suele abundar en las bodas, la pesadilla de todo fóbico a las listas como yo.
O quedas mal con todo quisqui o invitas a ciento y la madre y el concepto de que esté sólo la gente que realmente te importa pierde sentido. Por ello voy a ver qué tal se da la experiencia de la fiesta y a dar gracias por no tener que organizar otro tipo de eventos...
8 comentarios:
Pensaba que te casabas. Pero mejor no lo hagas. 70 invitados para un cumple? No quiero ni pensar lo que será tu boda jajaj... Por cierto, a mí no me has invitado, te retiro la palabra vecina ;o)
Ahora dudo si me ha invitado porque le caigo bien o por obligación :-)
¿No has invitado a Nadia? Con las ganas que tengo de conocerla...
hola, vengo del blog de Nadia...(hola Nadia!) en su post del mjtio te he dejado la "!receta!"...y ahora voy a ponerme a "dar una vuelta" por tu blog!
Un beso. Bea
Bienvenida Bea! gracias por la receta, ahora me paso a apuntarla. Con un vecindario así, da gusto.
Nadia, con esas cosas no se juega. Que es hablar de bodas y me sale sarpullido. Ni siquiera es un cumple, es para celebrar lo de la opo y el cambio de piso. Además, al final seremos veintipocos, porque al parecer hay cientos de despedidas de soltero y de bodorrios en septiembre.
David, sabes que te he invitado bajo amenaza de arma de fuego de mi santo, que es muy persuasivo cuando quiere, pero yo no quería... ;-p
jajajajaa. "Otro" tipo de eventos sí que vas a tener que organizar, ya has visto lo que te ha salido en el facebook ;p
hagas lo que hagas la gente te criticará,así que haz aquello que más te apetezca!!!
Suele pasar...yo desdeluego si me caso algún dia espero no tener que comerme la cabeza.Tengo muy claro que quiero una lista no muy extensa porque luego pasa lo que pasa, llega alguien y dice Hola!! cuanto tiempo!! y tu si si (¿Y quién es este!!!??) En fin... xD
Bueno, por otra parte ¿¿qué te vas a poner??? :D El atuendo es una gran parte de la fiesta, es lo primero que se ve, la primera impresión!!
XoXoXo
Garbanza, menos cachondeo que estoy traumatizada con eso ;)
S. gran consejo, pero de la teoría a la práctica hay un trecho.
Dimecomovistes, ¡agggggh! ni me lo había planteado. Una cosa más a hacer hoy (como si no hubiera bastantes...). Próxima fiesta: nudista ;-)
Publicar un comentario