sábado, 5 de septiembre de 2009

El día después




Ayer me lo pasé dpm (copiando a Eruan) y acabamos...hoy. Nos quedamos unos cuantos rezagados hasta pasadas las tres y media, que desde las nueve de la noche no está mal. Y me lo estaba pasando taan bien que hubiera estado hasta las seis o las siete sin dudarlo.



En la fiesta, aparte de mojitos (de lo mejorcito gracias a la ayuda de E. ) tuvimos exhibición de danza del vientre por parte de un par de amigas e incluso un striptease de la vecina de enfrente (veinteañera y de buen ver) con lo que el sector masculino podría decirse que disfrutó.





Las chicas tampoco se han quejado y han comentado que todo genial, así que dado que no sobró comida, ni mojitos y abundaron las risas y las conversaciones sobre sexo creo que se puede afirmar, sin mucho riesgo de equivocación, que la mayoría de la gente lo pasó casi tan bien como yo.

He de agradecer los detalles de muchos invitados, el buen rollo y la paciencia de mi santo que estuvo bajando música bailable casi toda la tarde (lo siento por los amantes del jevi).

Por mi parte no me fui a dormir hasta las cinco de la mañana. Hoy me he levantado a desayunar y de vuelta al catre hasta las cinco de la tarde.

En definitiva, esto ¡hay que repetirlo!


Besos. Cas

viernes, 4 de septiembre de 2009

Fiestas y gripe A... creo que ya se me ha subido el mojito


Aquí ando, ultimando los preparativos para la fiesta. Al final es menos gente de la que podía ser (afortunadamente) con lo que tocaremos a más sitio y víveres :-)

Ya tengo los mojitos (o todo lo necesario para hacerlos) y he comprado más alcohol del que había comprado nunca. De hecho me gané cada miradita por una pareja de viejillos en el súper que de esta me inscribo en Alcohólicos Anónimos... primero tengo que empezar a beber, claro.


Por otro lado, estoy hasta las narices de la gripe A. Unos exageran y otros minimizan, pero hablar de ella en tooodos los telediarios me parece una pasada. ¿Tan pocas cosas pasan en el mundo? Seguro que nos la pillamos. Esperemos que en plan leve y sin más consecuencias para aquellos que no tenemos problemas de salud a los que sumarse. Yo no me vacuno ni de coña, eso de que experimenten con una no va conmigo, y como no se ponen de acuerdo no me da ninguna seguridad.


Eso sí, como la cosa siga así me temo que prohíban las fiestas este invierno para evitar contagios... así que aprovecharé la de hoy al máximo. [El lado bueno es que a lo mejor prohíben las celebraciones de Navidad, y eso síii que sería un regalazo :-) ]


Ya os contaré qué tal todo el próximo día. Me temo que con la resaca, mañana no habrá entrada.


¡Qué paséis un gran fin de semana!


Besos. Cas.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Listas

Esta semana doy una fiesta, y como siempre que se celebra algo surge el problema de la lista de invitados.
El lío de la lista es algo a lo que todos nos enfrentamos desde pequeñitos. Si te dejan celebrar tu cumpleaños generalmente no puedes invitar a toda la clase y sí o sí quedas mal con alguien. Si no te dejan celebrarlo habrá quien deje de invitarte porque espera correspondencia...
En fin, que el momento de "¿a quién invito?" suele postergarse y evitarse en la medida de lo posible.
Hay gente a la que tienes claro que quieres invitar, y lo haces.
Otra a la que sabes que "tienes" que invitar. Y es ahí donde comienza el lío, porque se mezla el sentimiento de obligación y la rebelión en contra de tal imposición.
Puedes optar por no hacerlo y demostrar tu gran personalidad y que te la trae al fresco quién se sienta ofendido.
O, como me ha pasado a mi, por ir ampliando la lista para intentar no quedar mal con toda la gente del nuevo curro y rezar para que la mayoría decidan que no pueden ir.
De esta forma tan tonta me he juntado con más de 70 invitados, de los que afortunadamente muchos están liadísimos. Menos mal que no ha habido pleno, pues no sabría donde meterlos a todos, que el nuevo piso es más grande que el anterior, pero no es una sala de fiestas...
De todos modos esto son males menores. Los grandes problemas se plantean cuando tú quieres invitar a alguien y tu pareja no quiere, o a la inversa. O aún peor, cuando hay presiones por parte de familiares y amigos.
Esto último suele abundar en las bodas, la pesadilla de todo fóbico a las listas como yo.
O quedas mal con todo quisqui o invitas a ciento y la madre y el concepto de que esté sólo la gente que realmente te importa pierde sentido. Por ello voy a ver qué tal se da la experiencia de la fiesta y a dar gracias por no tener que organizar otro tipo de eventos...