Bueno, volví, y (tras ocupar anoche la casa de mis padres y recuperar a mi querida mascota) esta mañana he procedido a allanar mi propio domicilio.
Demasiado fácil, me atrevería a decir, pero un gustazo esto de ahorrarme el cerrajero y un ataque de angustia.
Desde aquí mi más profundo agradecimiento a Eruan y Gran Maorí, sin cuya ayuda no hubiera podido forzar mi puerta (espero que esto no sea el comienzo de una vena criminal aún inexplorada por mi parte).
Eso sí, recomendación a tener en cuenta. Dad todas las vueltas que podáis a las llaves al salir. Yo antes salía de casa, portazo y pa' la calle. Ahora, visto lo visto, en plan abuela cerrando la caja fuerte...mmm, voy a comprar una de esas cadenitas para poner por dentro.
El viaje de vuelta ha ido bien. Al final me quedé sin dutty free porque en Londres entrar en un avión es una aventura (por decir algo). Veinte minutos de fila para pasar el cordón de seguridad. Cuando llegamos, que si bolsita con líquidos en una bandeja, el resto de tus posesiones en otra y la maleta por su lado. Paso el arco tan tranquila (llevaba exactamente lo mismo que a la ida) y para mi sorpresa pito.
Total, que me cachearon bien cacheada.
Durante el cacheo un gili...ejem, ciudadano de la Gran Bretaña, decide desatascar su mochila a tirones, volcándome la bandeja de los líquidos y desperdigando el contenido de la bolsa por la cinta tranportadora.
Tras esta bonita experiencia, (¡qué manos tenía la policía!) corre a la puerta de salida porque (supuestamente) llegábamos tarde. Otro control antes de entrar para meter la mierda de maleta en un cajón (si no entra, ¿media vuelta? ), y nada de bolso de mano, todo dentro de la maleta.
Pues toda esta carrera para nada, porque estuvimos esperando cuarenta minutos a subir al avión y esos cuarenta minutos que llegamos tarde a Madrid. Las filas para los tontos, que cuando se abre el embarque aquello es ¡sálvese el que pueda!, y si hay que empujar a los ancianitos pues se les empuja y punto. Al menos no nos pasó como a la ida y no hizo falta un médico a bordo...
En fin, que ¡qué bien se está en casa! si no fuera porque he tenido que llevar el coche al taller y a la perrilla al veterinario a lo mejor ya lo estaría disfrutando.
A ver si en un par de días aprovecho las vacaciones para descansar, porque a este ritmo voy a llegar a septiembre hecha papilla.
Besos.
Cas