jueves, 12 de noviembre de 2009

Un poquito de por favor...

Esta mañana he cogido el autobús como casi todos los días.
Tras un par de experiencias con el chunda-chunda ajeno durante más de media hora decidí empezar a llevarme mi propio reproductor.
Al lado mío iban tres marujas hablando de médicos.
Como me importan un bledo los problemas con el podólogo de una señora en sus cincuenta, y no es un tema agradable a las ocho y poco de la mañana he subido el volumen del reproductor.
Lo he vuelto a subir.
Otra vez.
Y otra...
Viendo que a medida que yo subía el volumen ellas también subían el suyo y que pasaban de los bufidos de dos pasajeros que intentaban en vano leer un libro le he pedido a una que por favor hablasen un poco más bajo, que me iba a quedar sorda y aún así las oía por encima de la música (juro que de forma educada y suave).
Se gira y grita. ¿¡Pues no va esta y me pide que hablemos más bajo!? Hay que ver cómo está la gente de exquisita!!
Decidido, empiezo a ir andando que es mucho más sano y aún más ecológico, aunque primero tengo que negociarlo con la pereza que me ata a la cama cada mañana...

miércoles, 11 de noviembre de 2009

yo mismo

(suena el teléfono)

- Si, ¿digame?
- hola
- hola ¿quién es?
- yo mismo.
-¿perdone?
-sí, yo mismo, que llamé el otro día.

De este modo se identifica alguno de los "clientes" a los que me toca atender en mi trabajo en la Administración. Poco a poco voy comprendiendo la cara de seta que tienen algunas personas que trabajan de cara al público.