martes, 30 de junio de 2009

¡Qué duro es tener mascota!


Los amantes de los animales nos encontramos con varias dificultades a la hora de disfrutar con nuestras mascotas del tiempo libre.


-Por un lado la logística que supone el salir de viaje con ellas. Es un poco como tener un crío; aparte de meter tus cosas hay que hacer la maleta del bichejo.


-Por otro lado las limitaciones en cuanto a transporte: en los autobuses hay que llevarlos en la bodega en un transporting, en los trenes no pueden ir si no es en otra cajillas de esas en la zona de las maletas (claro, los que tenemos perro de cierto tamaño, apaga y vámonos), en avión sedados y en bodega... Vamos, que da una penica meterlos en esos sitios que te quedan pocas opciones o sólo una: el coche (y he de dar gracias porque mi bicho no se marea, que si no otro numerito). Además, hay que hacer las paraditas de rigor para que estiren las patas, beban agua y hagan sus cosillas.


-A todo ello hay que sumar la intolerancia general que existe hacia los animales. Comprendo que hay gente con fobias. Otros a los que no les gustan los animales. Y muchos dueños que se comportan irresponsablemente y contribuyen a acrecentar el rechazo.

Pero hay exageraciones. No entiendo que no dejen llevar a los perros a la playa a partir de ciertas horas. Durante las horas de sol, con todo lleno de gente, pueden molestar. Sin embargo, al atardecer casi no hay nadie, y da gusto verles darse unas carreras y disfrutar de un espacio que es de todos (¿ o no?)

Asimismo me molesta que cada vez más se restrinja la suelta de perros en parques públicos. Si tu perro está educado déjale corretear. Por ejemplo lo de que lo prohiban en el parque del Retiro me parece la repanocha. Y supuestamente hay zonas de suelta, lo que se traduce en corralitos enanos de arena maloliente (no la cambian) sin un sólo hierbajo. Para la información de los que los diseñan a los perros les gusta la vegetación y tener espacio para correr. Eso son cagaderos de perros de donde sales con olor a mierda (es lo que es).


Así pues me planteo que no hay derecho. Pagamos impuestos como todos y estamos en el ojo del huracán. Te ven con perro y piensan que manchas la calle. Yo voy con bolsas y recojo, pero reconozco que hay mucho maleducado.


Los fumadores se quejan de discriminación social, pero en mi opinión los dueños de mascota vemos más limitada nuestra libertad que ellos sin dañar la salud de los de nuestro entorno.


Ya para terminar, cagarme un poquito en la madre que parió a esos desgraciados que dejan veneno en lugares públicos en plan sádico, o hacen albóndigas con cuchillas dentro (estupendas hemorragias gastrointestinales sin solución). Si ni siquiera llaman la atención a los que llenan las esquinas de matarratas (está prohibido). ¿Qué hacer cuando algunas de estas actividades están organizadas y financiadas por ciertos ayuntamientos?


Es cierto, me quejo mucho, pero en este caso creo que con razón. Luego se meten con el tiempo que se saca a los animales. Menos multar a los dueños y más dar facilidades para mejorar el bienestar de los animales. He dicho.


Saludos. Cas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Acabo de ver tu comentario en una entrada antigua. Muchas gracias por la visita. Vuelve cuando gustes, eh?

Anónimo dijo...

El problema es ¿quien dictamina que el perro esta bien educado? Porque todos los dueños afirman que su animal es muy simpatico y esta muy bien educado...